En el silencioso crujir del vinilo, en algún rincón nostálgico del rock británico, se encuentra una gema casi olvidada: The Jeremy Spencer Band. Nacida del talento y la inquietud de Jeremy Spencer, guitarrista original de Fleetwood Mac, esta banda fue un breve pero intenso destello de blues rock en una era de cambios.
Corría el año 1971 cuando Jeremy Spencer, tras una exitosa pero tumultuosa carrera con Fleetwood Mac, desapareció misteriosamente antes de un concierto en Los Ángeles. Días después, se supo que había abandonado abruptamente el grupo para unirse a la secta religiosa "Los Hijos de Dios". Lo que parecía el final de una carrera prometedora, con el tiempo, resultó ser un retiro espiritual que le cambiaría la vida.
No fue hasta casi una década más tarde, en 1979, que Jeremy reapareció en el mapa musical con una nueva propuesta: The Jeremy Spencer Band. El álbum debut, Flee, editado por Atlantic Records, fue una mezcla de sonidos suaves de rock californiano, R&B, y los tonos inconfundibles del slide guitar que siempre caracterizaron a Spencer.
Rodeado de músicos sesionistas de calidad —como David Hungate (bajista de Toto) y Michael Omartian (productor y tecladista)—, Spencer abandonó el purismo blues que había cultivado en los sesenta para explorar sonidos más contemporáneos, casi rayando con el soft rock. El resultado fue un disco elegante, atmosférico, alejado del ruido mediático, pero respetado por quienes sabían escuchar.
Aunque Flee no alcanzó gran repercusión comercial, ni logró cimentar una carrera duradera para la banda, sí marcó un regreso inesperado y artístico para un músico que parecía haber quedado en el olvido. The Jeremy Spencer Band nunca giró extensamente ni volvió a grabar, y el propio Spencer se mantuvo alejado del estrellato, fiel a su vida discreta.
Décadas más tarde, su figura ha sido redescubierta por los fans del Fleetwood Mac original y por melómanos que valoran los cruces entre el blues tradicional y las melodías más suaves de los setentas. The Jeremy Spencer Band fue, en cierto modo, un susurro en el tiempo: una banda de transición, una página perdida entre dos capítulos muy distintos de una vida musical rica en matices y convicciones personales.
Hoy, revisitar ese único álbum es como abrir una carta olvidada: la música fluye con honestidad, calma y talento. Un documento sonoro de un artista que siempre prefirió el alma al aplauso.